Hoy, por primera vez, voy a repetir tema. Creo que es obligado por su importancia y porque ya está influyendo, y de que manera, en el día a día de muchos de los que nos dedicamos a la #fisiogeriatria y lo que es más importante, a muchas personas que viven en las residencias de Cataluña.
Voy a volver a hablar de la reducción de horas de atención al anciano dependiente. El pasado febrero se aprobó la entrada en vigor efectiva de esta reducción, a pesar de los recursos interpuestos por los diferentes colegios profesionales .
Mi postura quedó bastante clara en la entrada “¿Qué se puede esperar a esa edad?” (donde tenéis explicado este acuerdo entre ICASS y patronal) , por eso quiero abordarlo desde otro prisma, el de los ejemplos de lo que este acuerdo supone.
Hagamos unos números rápidos, Si contamos las horas de atención según el grado de dependencia que resulta de la aplicación de este acuerdo, las 48 semanas de trabajo al año ( una vez descontadas las 4 de vacaciones habituales) y sin tener en cuenta todo el trabajo “burocrático”, de reuniones de equipo, PIAI (que para ser exactos deberíamos calcular)… El tiempo resultante por semana y residente es de:
– Grado I: 21 minutos.
– Grado II: 25 minutos.
– Grado III: 19 minutos.
No es gran cosa, ¿verdad?
Pero como os dije, hoy no quiero hablaros de números y si poner “caras” a este tema. En concreto de los residentes de mayor dependencia, los de grado III.
Vamos a imaginar situaciones que a todos nos han podido pasar;
Residente con deterioro cognitivo severo, que hace una vida cama-sillón. El sufre una fractura patológica de tercio distal de tibia y peroné. Al llegar al centro, tras la colocación de una botina de yeso (y ser descartada la cirugía) se valora de manera conjunta por el médico, DUE y Fisioterapeuta. Se decide encamamiento durante 7 días y posteriormente vuelta a la sedestación al padecer también una sobreinfección respiratoria que es tratada con tratamiento farmacológico y Fisioterapia respiratoria.
Después de cumplirse los plazos la residente empieza a sedestar y la evolución de su problema respiratorio es buena. Durante este periodo, además de los programas de fisioterapia respiratoria y de fisioterapia en grandes dependientes, la residente es valorada varias veces junto con otros miembros del equipo.
Parece claro que las 15 horas de ese año están más que agotadas. ¿Deberé esperar hasta el año próximo para volver a tratarla?
En todas las residencias tenemos algún paciente encamado de larga evolución, y en muchos casos, como se ve facilitado por la situación, tienden a hacer sobreinfecciones de repetición que precisan de ciclos sucesivos de antibioticos. También es habitual que muchos de ellos hagan, debido a los efectos secundarios, episodios diarreicos de repetición, lo que entre otras muchas cosas, y como ejemplo, aumenta las posibilidades de ulceras sacras. Una de las maneras de reducir estos riesgos es la fisioterapia respiratoria, y aunque no nos guste decirlo (aunque cada vez lo deberemos decir más), reducir los costes derivados de la medicación a administrar, material de curas… Pero sobretodo la contribución a el mantenimiento de una calidad de vida tan mermada.
Y eso es solo un ejemplo, pero podríamos entrar en las virtudes de la fisioterapia en un paciente encamado, o la participación de los fisioterapeutas en la indicación de pautas de cambios posturales…
¿Cómo hacemos eso en 19 minutos a la semana?.
Un caso como el de la entrada “bailando con M”, que ya conocéis los lectores de este blog, sería imposible en los 25 minutos semanales que le pertenecían cuando iniciamos su tratamiento o los 19 que le pertenecen ahora. Todo el trabajo en equipo que defiendo en este blog, el trabajo conjunto con las gerocultoras, su formación, la supervisión de este trabajo conjunto… se ve claramente comprometido, por no decir imposibilitado.
¿Debería negarle el tratamiento que creo que merece?
En definitiva, cualquier residente que padece un problema agudo que precisa de tratamiento de fisioterapia y que está catalogado de Grado III ve como es insuficiente el tiempo que está marcado para nuestra atención. Esta claro que una de las posibilidades, y que todos hacemos, es priorizar y hacer “de mas y de menos” para intentar dar a los residentes el tratamiento que necesitan, pero, no nos engañemos, eso “robar” tiempo de atención a otros residentes y al trabajo de prevención al que también nos debemos.
Está claro que la premisa de que esta racionalización (recorte) de las horas de atención directa a los ancianos dependientes SI influye sobre la calidad de la atención que reciben.
Podría haber utilizado como ejemplo cualquiera de los grados de dependencia, he escogido el III ya que es donde el recorte es mayor y donde la injusticia me parece más sangrante, dado que el nivel de empoderamiento es más bajo y su capacidad de autocuidado y queja es menor.